segunda-feira, 25 de janeiro de 2016

Três morillas de Jaén

Ninguém me tira da cabeça que as três morillas são as linhas judaica, islâmica e cristã em convivência harmoniosa.
Axia, Fátima y Marien.

Este Zájal, que canta a cidade de Jaén no que foi Al-Andalus, é de autoria anônima, no entanto é disputado por judeus sefarditas, cristãos medievais e árabes andaluzes (in memoriam) como representante de sua cultura.





Embora o Alcorão vete o uso de amuletos, a hamsá é facilmente encontrada entre seguidores do Islão. Os muçulmanos a associam aos cinco pilares do Islão, e também a chamam de mão de Fátima, sendo Fátima a filha preferida de Maomé. Notadamente, a hamsá aparece, junto com outros símbolos islâmicos, o emblema da Algéria.

A hamsá também é popular entre os judeus, especialmente os sefarditas. Os judeus inscrevem textos em hebraico, como a Shemá Israel, nas chamsás e também as chamam de mão de Miriam. Miriam, no caso, foi a irmã de Moisés e Aarão. O símbolo também é associado ao Torá, que é composto de cinco livros.



Atualmente, defensores da paz no Oriente Médio têm usado a chamsá. O símbolo lembraria as raízes comuns do judaísmo e do islamismo. Nesse caso, não seria mais um talismã contra o mau-olhado, mas um símbolo de esperança de paz na conturbada região.



 
saudades

Celos - ciúmes em passagens intensas em livro e música

Capítulo 20
      

     -Siempre me sospeche que acabarías acostándote con él -dijo Oliveira.
       La Maga tapó a su hijo que berreaba un poco menos, y se frotó las manos con un algodón.
      -Por favor laváte las manos como Dios manda -dijo Oliveira-. Y sacá toda esa porquería de ahí.
      -En seguida -dijo la Maga. Oliveira aguantó su mirada (lo que siempre le costaba bastante) y la Maga trajo un diario, lo abrió sobre la cama, metió los algodones, hizo un paquete y salió de la pieza para ir a tirarlo al water del rellano. Cuando volvió, con las manos rojas y brillantes, Oliveira le alcanzó su mate. Se sentó en el sillón bajo, chupó aplicadamente. Siempre estropeaba el mate, tirando de un lado y del otro la bombilla, revolviéndola como si estuviera haciendo polenta.
      -En fin- dijo Oliveira, sacando el humo por la nariz-. De todos modos me podían haber avisado. Ahora voy a tener seiscientos francos de taxi para llevarme mis cosas a otro lado. Y conseguir una pieza, que no es fácil en esta época.
      -No tenés por qué irte -dijo la Maga-. ¿Hasta cuándo vas a seguir imaginando falsedades?
      -Imaginando falsedades -dijo Oliveira-. Hablás como en los diálogos de las mejores novelas rioplatenses. Ahora solamente te falta reírte con todas las vísceras de mi grotesquería sin pareja, y la rematás fenómeno.
      -Ya no llora más -dijo la Maga, mirando hacia la cama-. Hablemos bajo, va a dormir muy bien con la aspirina. Yo no me he acostado para nada con Gregorovius.
      -Oh sí que te has acostado.
     -No, Horacio. ¿Por qué no te iba a decir? Desde que te conocí no he tenido otro amante que vos. No me importa si lo digo mal y te hacen reír mis palabras. Yo hablo como puedo, no sé decir lo que siento.
      -Bueno, bueno -dijo aburrido Oliveira, alcanzándole otro mate-. Será que tu hijo te cambia, entonces. Desde hace días estás convertida en lo que se llama una madre.
      -Pero Rocamadour está enfermo.
    -Más bien - dijo Oliveira-. Qué querés, a mi los cambios me parecieron en otro orden. En realidad ya no nos aguantamos demasiado.
      -Vos sos el que no me aguanta. Vos sos el que no aguantás a Rocamadour.
      -Eso es cierto, el chico no entraba en mis cálculos. Tres es mal número dentro de una pieza. Pensar que con Ossip ya somos cuatro, es insoportable.
      -Ossip no tiene nada que ver.
    -Si calentaras la pavita -dijo Oliveira.
      -No tiene nada que ver -repitió la Maga-. ¿Por qué me hacés sufrir, bobo? Ya sé que estás cansado, que no me querés más. Nunca me quisiste, era otra cosa una manera de soñar. Andate, Horacio, no tenés por qué quedarte. A mi ya me ha pasado tantas veces... Miró hacia la cama. Rocamadour dormía.
      -Tantas veces -dijo Oliveira, cambiando la yerba-. Para la autobiografía sentimental sos de una franqueza admirable. Que lo diga Ossip. Conocerte y oír enseguida la historia del negro es todo uno.
      -Tengo que decirlo, vos no comprendés.
      -No lo comprenderé, pero es fatal.
      -Yo creo que tengo que decirlo aunque sea fatal. Es justo que uno le diga a un hombre como ha vivido, si lo quiere. Hablo de vos, no de Ossip. Vos me podías contar o no de tus amigas, pero tenía que decirte todo. Sabés, es la única manera de hacerlos irse antes de empezar a querer a otro hombre, la única manera de que pasen al otro lado de la puerta y nos dejen a los dos solos en la pieza.
     -Una especie de ceremonia expiatoria, y por qué no propiciatoria. Primero el negro.
     -Sí -dijo la Maga, mirándolo-. Primero el negro. Después Ledesma.
     -Después Ledesma, claro.
     -Y los tres del callejón, la noche de carnaval.
     -Por delante -dijo Oliveira, cebando el mate.
     -Y monsieur Vincent, el hermano del hotelero.
     -Por detrás.
     -Y un soldado que lloraba en un parque..
     -Por delante.
     -Y vos.
     -Por detrás. Pero eso de ponerme a mi en la lista estando yo presente es como una confirmación de mis lúgubres premoniciones. En realidad la lista completa se la habrás tenido que recitar a Gregorovius.

http://www.literaberinto.com/cortazar/rayuela20.htm
RAYUELA








Celos
pudo el amor ser distinto
redes
trampa mortal en mi camino
y en un café , un café de ciudad
me contaste otra vez tu destino

Celos
celos en suelo argentino
fiebre
y mi ilusión que se deshizo
mientras te burlas de mí en tu canción
no me puedo librar del hechizo

Nubes
nubes de sal y de hastío
dudas
pago por ver lo que he perdido
la capital te atrapó, te embriagó
en el triste ritual del olvido.

Mmm
pudo el amor ser distinto
mmm
crudo final discepoliano
y en un café, un café de verdad
cayó el último acorde del piano